Perseguimos renovar el espíritu de desafío y exploración, que junto al sentido gregario ha llevado al ser humano hasta los confines de nuestro planeta, escenario de esta increíble aventura; la de un puñado de hombres, casi sin herramientas, enfrentando la adversidad y a los elementos de la naturaleza, transformando a su paso el mundo, para concretar la paradoja de esta aventura, la construcción de la civilización.
Hoy, la eficiente, planificada y compleja red de nuestra sociedad nos da confort y estabilidad, a cambio la vida pierde intensidad y espontaneidad. En muchos casos nos hacemos prisioneros de las pantallas y acorralados por el miedo endémico nos vemos afectados por un coctel de ansiedad e insatisfacción que deriva en depresión y angustia. Algunos sienten un pulso ancestral que reclama el retorno al sol, al viento, a la corriente de los ríos y al frío de las montañas, al vértigo del vacío, a dejar atrás los muros y la seguridad de nuestro mundo previsible, muy pocos lo seguimos, porque supone ponerse frente a frente con la naturaleza, desafiando la adversidad y el peligro; poner a funcionar los sentidos para integrarse al medio ambiente haciendo despertar al explorador, que desde niños nos acompaña y anima. La satisfacción, único premio, proviene de la experiencia vital de cuerpo completo, de los lazos creados en medio de estremecedoras experiencias, de la simpleza de una sombra o una fogata compartida, del silencio, del aislamiento y del sentido concreto de superación.
En este programa rescatamos el minimalismo y las tácticas analógicas, como concepto superador, no para desconocer las tecnologías digitales, sino para ser independientes de ellas, buscando un balance entre lo tradicional y lo moderno, por ello cada acción, por más agotadora que sea, trasciende el marco motriz para desplegarse en el ámbito actitudinal, incluyendo la toma inteligente de riesgo, la vocación de esfuerzo y sacrificio, facilitando el respeto, la responsabilidad y el compromiso.
